Cada año las principales marcas de moda rápida o fast fashion sacan a la venta una colección tras otra. Ropa de baja calidad, pensada y confeccionada para usarla como si de un pañuelo de papel se tratase, prendas casi de usar y tirar. Ahora bien ¿qué pasa cuando en unos pocos meses esa prenda que te gustaba ya no se lleva? ¿te has preguntado alguna vez dónde va toda esa ropa que desechamos cada año?
Justo al norte de Chile encontramos un lugar maravilloso: el desierto de Atacama, el cementerio mundial de la moda rápida.
Un desierto contaminado: El verdadero precio de la fast fashion.
Millones de personas se consideran consumidoras habituales de moda. Desde adolescentes a jubilados, casados o divorciados, ricos o pobres. No importa mucho cual sea la situación socioeconómica de los consumidores ya que cada uno adapta el consumo de moda a sus posibilidades.
Tiendas de moda rápida en los mejores locales del centro de las ciudades. Centros comerciales llenos de moda pensada para consumirla desaforadamente, sin medida alguna. Colecciones nuevas cada dos o tres meses para crear la sensación de necesidad en los compradores de las marcas…
Y con cada prenda nueva que adquirimos dejamos otra lista para pasar a mejor vida. Pero ¿te has preguntado qué vida es esta?
Todas estas prendas que se desechan por toneladas a diario en todo el mundo acaban en un rincón del norte de Chile, en el desierto de Atacama.
En este perdido y seco rincón del planeta se apilan miles, millones de toneladas de ropa de consumo rápido que cada año despojamos para poder hacer sitio a nuevas prendas.
En este recóndito lugar luchando por encontrar prendas adecuadas para reciclar o vender en mercados de segunda mano. Y hay algunas que tienen suerte y acaban en percheros de tiendas de moda vintage. El problema no son estas prendas, sino las casi 40.000 toneladas que se quedan por el camino, sepultadas entre otros tantos miles de prendas.
Estas prendas que han sido desechadas acaban de la peor forma posible: contaminando el maravilloso desierto, llenando de tintes, de plásticos y de metales pesados este precioso lugar.
Sin embargo, algunos lugareños tras tomar el toro por los cuernos han decidido enfrentarse de lleno al problema de los desechos de fast fashion. Ese es el caso de empresas como Alto Hospicio Ecofibra.
En esta empresa se dedican a generar nuevas fibras para ropa a partir de las prendas que no se han querido, apostando por crear desde un desecho una materia prima de alto valor y reciclada. Pero no es su único uso.
También hay empresas que aprovechan estas fibras para fabricar revestimientos con un alto aislamiento térmico, muy necesario en este clima desértico donde los días son muy calurosos y las noches realmente frías.