Prisas todo el día, pitidos en atascos, gritos, calendarios, agendas… Te suena, ¿verdad? Esto que debería ser algo anecdótico, se ha convertido en el pan de cada día en nuestra ajetreada vida.
Pero desde hoy, esta situación está a punto de cambiar porque nos hemos propuesto mostrarte cómo empezar el cambio hacia una vida tranquila en solo 5 movimientos.
¿Preparado para este viaje?
Párate. Respira. ¿No sientes a menudo que estás pasando de puntillas por la vida? Tal vez ha llegado el momento del cambio.
Pequeños cambios para abrazar la Slow Life.
- El cambio empieza en tu estómago.
El primer paso de una Slow Life es la Slow Food.
Desde hoy no valen esos snacks rápidos, esas comidas rápidas hipercalóricas ni atiborrarse a refrescos con cafeínas, taurinas y demás inas.
A partir de ahora debes amar a tu sistema digestivo como a ti mismo.
Productos frescos, de proximidad y de temporada. Aderezos y salsas caseras. Legumbres, alimentos integrales, yogures… No es una dieta, se trata de comer alimentos saludables.
Otra cosa: nada de prisas a la hora de comer. Relájate, disfruta de cada bocado, saborea los alimentos. Deja la tele a un lado y charla con tu compañer@ de trabajo, de vida o con tu gato. Sea como sea, debes hacer de este momento tu ratito de desconexión (o de reconexión contigo).
- Mens sana in corpore sano.
No hay cambio ni transformación personal sin momentos de introspección. Y es que a veces nos hemos perdido a nosotros mismos entre tantos ruidos y ajetreos, por eso ahora es momento de reencontrarse.
Dedica cada día un ratito, aunque solo sean unos pocos minutos, a meditar. O a pensar en tus cosas. O a recordar momentos felices. Aunque no lo creas, no es sencillo. Hay que sincerarse mirarse un poco el ombligo (con lo bueno y lo malo que esto tiene).
Haz de ese instante un momento de disfrute donde volver a conocerte, donde olvidar los ruidos de fondo, donde recapacitar sobre quien eres y hacia dónde vas.
- Hazlo tú mismo.
Para adentrarte en el movimiento Slow es necesario que cambies tus hábitos, incluidos los de consumo.
Olvida las tardes por el centro comercial y adéntrate en el mundo de las cosas made by yourself.
Envuelve y personaliza tus regalos con lo que tengas por casa, haz conservas con ese excedente de fruta que compraste o pide a tu abuela la receta del jabón para aprovechar el aceite sucio.
Recuerda que una de las bases de la Slow Life es el desperdicio cero o Zero Waste.
- Pon tu vida en orden.
Sí, te vamos a hacer trabajar un poquito porque para tener una vida tranquila debes empezar por ordenar tu casa.
¿No te ha pasado que cuando está todo manga por hombro te alteras y cambia tu estado de humor? Es algo bastante habitual. Precisamente por eso el cambio debe comenzar por poner a punto tu hogar.
Respira hondo, ponte un par de capítulos de Marie Kondo y empieza a trabajar.
Te sorprenderá lo que un poco de orden y limpieza pueden hacer por tu estado de ánimo.
- Haz nada.
Sí, lo que oyes. Dedica tiempo a no hacer nada. Apaga el móvil (o siléncialo), hazte tu infusión favorita, pon a punto tu sillón favorito y…voilà.
Al principio de costará llevarlo a cabo, en una semana serás capaz de dedicar unos minutos en días alternos y, en menos de lo que piensas, estarás encantado de poder tener tu ratito diario de relax.
Como ves, los grandes cambios comienzan siempre por pequeños gestos. Comienza poco a poco, con rutinas que te hagan sentir cómodo y en poco tiempo habrás abrazado la vida Slow sin darte casi cuenta.